Kolya

República Checa (1996) 110´

Dirección: Jan Sverák

Guión: Zdenek Sverák

Por Simón Abraham Stevenson*

Cuando en 1996, “Kolya”, film de la República Checa, recibió el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, pocos en occidente habían oído hablar de su director, Jan Sverák. A grandes rasgos, casi nada se sabía por aquel entonces de la filmografía de la recientemente extinta República Checoslovaca. Los logros del emigrado y oscarizado Milos Forman habían quedado un tanto en el olvido. Igualmente ocurría con la enorme producción de películas de animación, rubricadas con aquel misterioso “Koniec”, que habían quedado arrinconadas en la memoria de quienes fuimos niños, allá por las décadas de los años 70 y 80.

El principal logro del film de Sverák fue el de despertar, en muchos, el interés por el cine checoslovaco. Tanto es así, que, aún hoy, me sorprendo al recordar el día en el que el filohollywoodiense y restrictivo José Luis Garci decidió exhibir “Kolya” en su programa, dándole a éste credencial de clásico moderno, mientras lo alababa sin mesura. ¿Alguien recuerda alguna otra película del bloque comunista en el programa “Qué grande es el cine”? Yo no.

Fuera como fuese, “Kolya” llegó para quedarse. Por otro lado, no debería sorprendernos el inusitado éxito de esta película. Su guión, puesta en escena, estética y ritmo son perfectamente asimilables por un espectador español, o de Laponia. Ni siquiera su argumento, teñido de peculiaridades de la historia reciente y la cultura checoslovaca, es un obstáculo para apreciar y disfrutar de esta cinta. En la ternura y sinceridad de su universal imaginario radica la mayor parte de sus méritos, pese a lo manido que pudiera resultar su línea argumental:

“En plena transición hacia la democracia post soviética, Louka, violonchelista venido a menos, vividor, y maduro mujeriego, empujado por las deudas, acepta el dudoso negocio de casarse por conveniencia. Su “socia” en dicha transacción será una joven rusa, madre de un niño pequeño llamado Kolya. Ella necesita la nacionalidad checoslovaca, y Louka el dinero que se le ofrece, pero como era de esperar, las cosas no serán como los protagonistas hubiesen deseado. Louka y Kolya, separados por dos nacionalidades y dos idiomas, sin más vínculos que el azar y la necesidad, sin tan siquiera percatarse, irán consolidando una emotiva relación.”

Careciendo de argumento original (crápula se ve obligado a cargar con un niño que no le corresponde), Sverák logra darnos, minuciosamente, la descripción del afecto escalonado entre ambos protagonistas. Y éste es el verdadero logro de “Kolya”, la sinceridad de sus personajes, magníficamente interpretados, creíbles hasta el último detalle, con los que Sverák, sin apenas aproximarse a la ñoñería, nos dibuja una sonrisa, o nos encoge el corazón.

No es de extrañar que Jan Sverák triunfase con un film coprotagonizado por un niño pequeño. Desde el inicio de su carrera, mostró el director bohemio un especial interés y sensibilidad por la infancia y la adolescencia. En 1991 fue nominado al Oscar a la mejor película extranjera por “Escuela primaria”, una cinta irregular y claramente inmadura, donde, sin embargo, ya destaca uno de sus grandes intereses: los niños y, más concretamente, el encuentro del mundo de los benjamines con el de los adultos. Posteriormente a su éxito con “Kolya”, en 2001 realizó el largometraje “Un mundo azul oscuro”, recreación histórica y homenaje a los pilotos checoslovacos que defendieron Gran Bretaña en la batalla de Inglaterra. En este film, que para mi gusto es comparable a “Kolya” e incluso superior, Sverák ahonda, entre otras cuestiones, en el amor imposible de un adolescente atormentado, con un tacto más que sobresaliente. En definitiva, Jan Sverák es un autor a quien debiéramos tener en cuenta en estas lides del cine sobre infantes y adolescentes. ¡Qué les aproveche este eslavo encuentro!



*Simón Abraham Stevenson es poeta, librero, editor e instigador cultural.

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