Kerity, la casa de los cuentos
Francia (2009) 80´
Dirección: Dominique Monfery
Guión: Anik Leray y Alexandre Reverend
Por Javier Viruete*
Siempre resulta interesante aproximarse a una película de animación que rompe, aunque sea parcialmente, con el canon actual del cine dirigido a niños y que suele pasar por una acción vertiginosa, un presupuesto astronómico, un guión lleno de eventos y aventuras y, si es posible, una animación 3D impecable. En Kerity, la casa de los cuentos, una película francesa de una productora mucho más pequeña, nos vamos a encontrar un producto bien diferente.
La película comienza en el coche de la familia protagonista mientras se dirige a Kerity, la mansión rural de la tía Eleonora, que acaba de fallecer, donde los pequeños Nataniel y Angélica han pasado todas sus vacaciones. La familia recuerda con nostalgia a Eleonora, especialmente Nataniel, a quien ella solía contar todo tipo de cuentos durante el verano. Cuando llegan, los padres le entregan el regalo especial que su tía ha dejado a Nataniel, una llave que abre una misteriosa habitación que finalmente conduce a una gigantesca biblioteca llena de libros, y de cuentos, todos los cuentos que Nat ha escuchado y disfrutado durante su infancia. Sin embargo, no es una biblioteca normal, ya que los personajes de los cuentos viven realmente en ella, dentro de sus primeras ediciones u originales. La película nos muestra a Alicia, a Caperucita roja, a Peter Pan y, virtualmente, a cada personaje de la literatura infantil clásica, que aunque no veamos, queda claro que se encuentran allí.
Con esta premisa, la película avanza hacia una trama de aventuras con un destino mágico que cumplir y que en algún momento nos recuerda a las aventuras de Toy Story. La película comienza de forma maravillosa con unas escenas nostálgicas y melancólicas, realmente hermosas, y una forma muy especial de llamar la atención sobre los personajes, totalmente alejada del modo clásico de Hollywood (y de Pixar). Sin embargo, esta emoción e interés no se consigue prolongar durante los 80 minutos de la película, sino que, lamentablemente, se va diluyendo a medida que avanza la trama, perdiéndose la esencia de lo que podría haber sido una obra capital del cine de animación francés. Da la sensación, a veces, de que la duración, a pesar de ser bastante corta para un largometraje, se dilata excesivamente restando calidad y emoción a una película que, en cualquier caso, genera interés y nos hipnotiza con su belleza plástica. Monfery intenta, al mismo tiempo, transmitir, a través de las situaciones y las decisiones de sus personajes, valores como la responsabilidad, la amistad, el coraje, la confianza en uno mismo y el amor por los libros, de una forma interesante y convincente. Se agradece que no sea demasiado explícito transmitiendo estas ideas y que elija esta forma para invitar a la reflexión sobre qué significan los cuentos para un niño.
La dirección de la película corre a cargo de Dominique Monfery, quien se ha especializado en el mundo de la animación dirigiendo Franklin y el tesoro del lago (2006), Gus (2012) y, el extraño y surrealista cortometraje, Destino: El encuentro de dos grandes genios que Disney iba a realizar en la década de los 40 con guión de Salvador Dalí y que, finalmente, se produjo en el 2003 respetando los bocetos de Dalí y el resto de los materiales encontrados de su temprana pre producción.
El aspecto gráfico corre a cargo de la famosa dibujante de cuentos ilustrados Rebecca Dautremer, que es bien conocida en el panorama de la literatura infantil, especialmente por sus libros sobre princesas. Rebecca mantiene su estilo personal en toda la película, aunque quizás rebajando un poco los elementos más distintivos de su dibujo, un tanto recargado y barroco, y manteniendo ese toque onírico y ese sabor a pintura flamenca que tan bien plasma Dautremer y que en Kerity destaca especialmente en los decorados y escenarios por encima de sus personajes. Es importante destacar que en esta película y en la posterior adaptación a cuento ilustrado que ella misma realiza (Nat y el secreto de Eleonora) hace una aproximación a Alicia, una de las protagonistas de la película, que poco después se convertiría en la protagonista de uno de sus cuentos infantiles a través de una reimaginación de los relatos de Carroll.
En un momento de la película, el protagonista se da cuenta de que necesita aprender a leer para poder salvar a todos los personajes de los cuentos de hadas que tanto le gustan y que tanto disfrutaba con su tía. Si no logra leer cierto mensaje (mágico, por supuesto), todos estos cuentos y sus personajes desaparecerán para siempre y dejarán de ser recordados, cayendo en el olvido para siempre… Lo que parece sugerirnos la película es que si los niños no siguen leyendo (y se les leen) cuentos y libros, corremos el riesgo de empezar a perder toda una imaginería, que cada vez es más recordada por el cine y las series de televisión que por sus fuentes originales.
Kerity es una película realizada a las puertas del siglo XXI que mantiene las técnicas de animación clásica del siglo XX y trata de entroncar con la literatura clásica fundacional del género de la literatura infantil del siglo XIX para reconocer su valor intrínseco ante un público potencial que, a veces, pueden (podemos) caer en la trampa de pensar en estos libros como material viejo, sin interés ante la espectacularidad de la animación 3D y de los cada vez más realistas artificios del audiovisual moderno o, al menos, ese es el temor que parece subyacer en esta película y, en definitiva, en muchas otras obras contemporáneas.
«¿Libros? ¿Tanto misterio por unos libros?»- Dice Nataniel bastante indignado cuando descubre qué es lo que le ha dejado su tía Eleonora. La película expresa de esta manera este temor que en realidad viene existiendo y siendo expresado por nuestras generaciones predecesoras desde que apareció el cine comercial y la televisión e incluso antes. Son ya muchas las que han pensado que son la última generación lectora, los últimos que van a apreciar los libros frente al desinterés y la apatía de los niños que les van a suceder, y que nunca parece llegar a materializarse.
*Javier Viruete es un apasionado de la literatura, el cine, la magia, el teatro, el cómic y de varias otras artes imaginarias aun por inventarse. Su profesión es Sociólogo, especialista en educación, pero ha trabajado en multitud de oficios como investigador social, en videojuegos, mago, y emergencias aéreas por citar solo algunas. Ha viajado por casi 25 países y tiene una gata negra llamada Suerte, pues le gusta tener la fortuna cerca.
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