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Una singular y preciosa historia de una pequeña caracola de mar con un extraño y torcido agujero, detalle que la hace diferente y a la vez especial, que nos cuenta sus peripecias y aventuras colgada en el cuello de su nuevo amigo. Así, recorrerá el mundo surcando mares, subiendo montañas, disfrutando de infinitos paisajes y conociendo un sin fin de personas. Sin duda alguna, una vida muy intensa para ella, llena de sorpresas. Pero como todo en la vida, las cosas se acaban desgastando y un día, sin darse cuenta, sin hacer ruido, la cadena se rompió y volvió de nuevo a la arena. Poco a poco, la pequeña caracola vio marchar a su viejo amigo y compañero de fatigas, sin poder hacer nada. Sin embargo, pronto será descubierta por un niño que la recogió de nuevo en la arena y con cuidado se la puso en su bolsillo, para acabar colgada del cuello de su hermano Yago. Pero la pequeña caracola pronto se dio cuenta de que esta vez no iba a compartir una aventura tan intensa como la anterior, ya que su nuevo y joven amigo no podía caminar ni hablar. No se lo podía creer, ahora se veía sujeta a una silla, unida al silencio y a un gran aburrimiento. Poco a poco, fue conociendo a todos los miembros de la familia, pero su mejor descubrimiento fue sentir el nuevo lenguaje de Yago, el de los latidos de su corazón. Yago tenía un latido distinto para cada uno, y la pequeña caracola los aprendió a conocer en aquel silencio que los unía. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar, ya que esa mañana tocaba ir al colegio y había un festival de verano.Pero no os quiero desvelar el fantástico, apasionante y maravilloso descubrimiento que la pequeña caracola hizo al lado de Yago, os lo dejo para vosotr@s. Estoy convencida que no os dejará indiferentes y,a la vez, os enseñará la riqueza de emociones y sentimientos que hay detrás de estas niñas y niños especiales. El cuento está narrado con una prosa que habla con el pulso del corazón y de la manera más natural y bonita, le da la vuelta al problema y nos lo acerca con una delicadeza y alegría que emociona. Y todo se nutre de las fantásticas ilustraciones de Mónica Carretero, alegres, llenas de vida, de color, de expresión, de fuerza, de movimiento. En definitiva, son una perfecta combinación que como resultado da un álbum exquisito que nos eriza la piel, como nos tiene acostumbrados Cuento de Luz. Por Olga Vives Ficha técnica: Los latidos de Yago Conchita Miranda; Mónica Carretero (Ilustr.) |
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